Bien dice la frase que da titulo a este articulo, que la lucha contra la mentira es muchísimo más ardua que la lucha contra la verdad. Quizás se pudiera deber a que los costarricenses en la mayoría de las ocasiones, no nos gusta que nos digan la verdad, ya que “la verdad no peca, pero como incomoda”, esto aunado a un rasgo característico de nuestra idiosincrasia como lo es, no caerle mal a nadie. Han venido con el tiempo acostumbrándonos a todo tipo de mentiras en teoría “piadosas” para los grupos que las defienden, pero sin lugar a dudas bastante absurdas, ridículas y rebuscadas, que algunos gobernantes del pasado, aspirantes a tal puesto, grupos de presión y sindicatos, intentan vendernos de cara a la ratificación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica.
Enumerando sólo algunas de ellas, las más irónicas o más frecuentes fuente de predica de los opositores de dicho acuerdo, brotan de la boca de ellos cosas tan absurdas como que nuestro país se militarizará, todo esto debido al gran numero de fabricas de armas de destrucción masiva e inclusive nucleares que se asentarán en el país, una vez ratifiquemos dicho acuerdo. Entre las más frecuentes escuchamos que el ICE, INS y la CCSS, morirán inmediatamente puesto en vigencia dicho acuerdo o que implicará una redefinición de nuestro territorio, leyes ambientales, leyes laborales y no sé cuanta cosa más, para de esta forma anexionarnos lo antes posible al imperio norteamericano.
Lo más triste de todo este asunto, es que aunque importantes instituciones, académicos, estudiantes o civiles, intentemos desmentir todo este tipo de mitos día con día y creamos por un momento que estamos teniendo algún éxito, nunca falta un zopetas en un foro universitario, feria del agricultor o cualquier otra actividad, inventando o anteponiendo una nueva mentira a una verdad, trayéndose consigo abajo la verdad que tanto esfuerzo nos ha costado comprobar en base a información verídica, labor de investigación o sencillamente un poco de sentido común.
Me gustaría estar convencido de la capacidad de raciocinio de absolutamente todos los costarricenses y de su deber cívico, de informarse a conciencia sobre lo relacionado con el TLC, antes de asistir a las urnas el 7 de octubre a ejercer su derecho de sufragio. Pero lamentablemente no lo estoy, confío eso sí, en que una gran mayoría de los costarricenses así lo hará, pero temo que la batalla que algunos costarricenses libramos contra la mentira, la demagogia y la excesiva inventiva de mitos, ideados por algunos sectores sobre todo opositores pero también algunos grupos a favor de tal tratado comercial, incline la balanza hacia alguno de los bandos.
No es con mentiras con lo debe ganarse la aprobación o desaprobación del Tratado de Libre Comercio, debe ser con argumentos sólidos, profundos y de peso, que permitan discernir a todos los costarricenses, en un ambiente de objetividad que es lo que mejor conviene al futuro de nuestro país.