El pasado 14 de septiembre como buen ciudadano me dirigí a ver la llegada de la antorcha a mi natal provincia de Cartago, preocupado porque se dieran incidentes como los del año anterior, me arme de valor me puse mi camisa de Universitarios por el Sí movimiento el cual sub-coordino, y me hice acompañar de jóvenes que componemos este movimiento de la UCR y el ITCR.
Para tristeza mía al llegar al lugar pude ver como un cordón dividía al publico que se hizo presente de un lado los partidarios del No y del otro los del Sí, la situación me embargo de tristeza la cual aumentaría con el transcurso de la noche, aquella situación de división era un espectáculo similar al vivido al asistir a un estadio de fútbol, donde se destina un sector de la gradería para la afición del equipo local y otro para el equipo visitante. Todo esto por temor algún tipo de enfrentamiento entre ambas.
Si bien ¡Gracias a dios! no ocurrió ningún tipo de violencia, a no ser uno que otro irrespeto por parte de algunos acalorados fanáticos de la barra del No los cuales brindaban aquel ambiente futbolero a aquella celebración con gritos, chiflidos, saltos a nuestro presidente o inclusive a los niños de las Olimpiadas Especiales que acompañaron al presidente en tarima.
Mi gran tristeza no se debió a lo citado con anterioridad, aunque sin duda colaboro, mi mayor tristeza se debió al ver a la distancia en la barra del frente y contraria, ondear la bandera del Instituto Tecnológico de Costa Rica como si esta fuera un símbolo del No al TLC, varias preguntas surgieron en mi cabeza como ¿De donde obtuvieron aquella bandera? ¿Qué hacia allí esa noche? ¿Hasta dónde han tomado partido las universidades públicas en este referéndum?
Sin duda todas son preguntas que incitan a la reflexión pero que causan tristeza, ese día se vio que tan polarizado esta nuestro país, se nos olvido el sentir de un pueblo unido que tuvo que haber reinado en aquella celebración, se nos olvido que a la larga todos somos costarricenses, la enemistad entre estas barras se apodero de la noche, enemistad que esperemos sólo sea algo coyuntural y transitorio ¡Esperemos!
Publicado en el Diario Extra el 25/09/2007. Ver aquí