El 23 de septiembre ha sido la fecha escogida por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) para realizar el referéndum,
pero más allá de que ese día se defina el resultado sobre la aprobación o desaprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC) de una vez por todas, me parece todavía más importante el proceso o la campaña de los diferentes partidos políticos, grupos de presión y grupos de interés, todos aglutinados bajo las banderas del sí o del no.
Sin embargo, hay algunos pocos en una hasta ahora desconocida postura de neutralidad, revestida de un supuesto desinterés samaritano que no me deja más que el sinsabor de la falta de compromiso con el futuro del país que deseamos los aglutinados en las banderas del sí y del no, ya que, como bien se dice, “cuando no se es parte de la solución, se es parte del problema”, entendiendo como solución las contradictorias concepciones de solución que tienen las principales dos posturas en la que hoy se encuentra polarizada la sociedad costarricense.
Modelo de país. Retomando la importancia del proceso electoral –iniciado explícitamente el pasado 12 de abril y que abarcará hasta el 23 de setiembre, aunque implícitamente es de larga data–, creo que estriba en que no solo definiremos si será el escenario del sí o del no el que se impondrá, sino también el modelo de país que queremos para las generaciones futuras, la forma y facilidades con que queremos comerciar con nuestro principal socio, un eventual reacomodo de las fuerzas político-partidarias del país y, por fin, una nueva temática en la vida política, que está sumergida en el monotema del TLC.
Pero en días recientes, el referéndum, ya sobredimensionado por detractores y partidarios de la ratificación del TLC en el país, adquiere connotación internacional, dado que el resto de países latinoamericanos vuelcan la mirada hacia Costa Rica debido a que a la intromisión de la Embajada de Venezuela dada a conocer días atrás se suma el llamado de Fidel Castro a derrotar el Tratado de Libre Comercio (TLC) y una alerta sobre un presunto “intento de fraude” a realizarse en el referéndum.
Auspicio de demagogos. Eso convierte el 23 de septiembre también en la fecha cuando Costa Rica definirá a qué tipo de modelo latinoamericano decide unirse, si al representado por los presidentes preocupados por el mejoramiento de sus países, basados en un responsable actuar de sus líderes, como ejemplifican hoy presidentes y expresidentes reunidos o agrupados en el “Círculo de Montevideo” y otros líderes, o la adhesión a una marcada influencia del Modelo Bolivariano, como de la que ya tristemente es víctima nuestra hermana nación del norte, modelo auspiciado por líderes demagogos e irresponsables de Latinoamérica, que se apadrinan en los petrodólares provenientes de una Caracas que hoy sueña con convertirse en un nuevo Moscú, que represente lo que significó la ciudad moscovita en tiempos de guerra fría.
Publicado en la Nación el 28/05/2007. Ver aquí.